Polistes dominula (Christ 1791)

Avispa de la familia Vespidae y la subfamilia Polistinae. Muy extendida y común, tanto en entornos naturales como en jardines y edificaciones. Es la más abundante de su género y puede que de su familia por la zona.

Es una avispa social que forma avisperos de papel los cuales construye masticando madera. Con frecuencia estos avisperos se encuentran entre matorrales, bajo las tejas o en las cornisas de los edificios, unidas a la pared por un delgado peciolo.

Colonia de P. dominula.

Su tamaño alcanza hasta los 17 mm en las reinas aunque las obreras no llegan a superar los 14 mm. Es muy similar a las otras especies de su género, con un patrón muy parecido de manchas negras y amarillas. Entre las características de esta especie están: la presencia de la parte anterior de las genas casi completamente amarillas, unas antenas de color naranja claro a partir de la parte apical del tercer segmento, un clípeo totalmente amarillo o con una mancha negra en el centro y un último esterno abdominal casi completamente amarillo. No obstante, hay ejemplares de P. gallicus (la otra especie de su género presente en la zona) muy similares tanto por las antenas como por las genas, aunque con un pronoto distinto.

Detalle de cabeza varios ejemplares de P. dominula. Véase la parte anterior de las genas amarillas. En todos estos casos el clípeo es íntegramente negro.

Como en tantas otras especies de avispas, los machos son reconocibles, entre otras cosas, por tener las antenas algo más largas y curvadas en sus extremos. Éstos carecen de aguijón y aparecen al final del verano. Tendrán una vida breve. Fecundarán a las reinas que aparecen en el mismo periodo y que pasarán el invierno aletargadas, cobijadas bajo las cortezas de los árboles u otras zonas resguardadas, con el fin de sobrevivir al invierno y formar una colonia al año siguiente.

Macho de P. dominula. Extremos de las antenas enrollados.

Las colonias tienen un ciclo anual, desapareciendo con el mal tiempo. Solo las nuevas reinas sobreviven al invierno. Desde la primavera, los imagos, hembras obreras, pasan el día recogiendo comida para alimentar a las larvas, cada una de las cuales ocupa una celda en el nido. Capturan casi cualquier invertebrado lo suficientemente vulnerable, sobre todo larvas y orugas; pero también recogen néctar e incluso carroña. Las larvas reciben la comida triturada de sus cuidadoras y a cambio proporcionan un líquido azucarado.

En cuanto a su picadura, diré que desgraciadamente la conozco bien, pues me han picado varias veces. Aunque se muestran irritadas y agresivas si algo se acerca mucho al nido, fuera de éste los picotazos son casuales; al coger alguna rama o alguna herramienta del jardín sin mirar bien, al tocarlas sin querer en los márgenes de las piscinas (que suelen rondar), etc. Entre mis picaduras, unas cuantas fueron al meter la mano en una cepa para agarrar una uva. No vi el nido y saqué la mano con varias avispas furiosas picando. En general diría que su picadura produce el dolor y la inflamación estándar que cabe esperar por la picadura de una avispa «normal».

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